SanitatSolsUna (SSU) se hace eco de la denuncia que ha llegado al comité de empresa desde el Servicio de Urgencias de Alzira que alerta de una “gestión deficiente” que provocará “retrasos diagnósticos con consecuencias” entre los pacientes y avisa: No hay circuitos separados para evitar contagios por COVID en La Ribera
Alzira, 7 de julio de 2020.- SanitatSolsUna (SSU), la asociación que defiende la excelencia en la atención sanitaria independientemente del modelo de gestión, se ha hecho hoy eco de la denuncia presentada ante el comité de empresa por parte del Servicio de Urgencias del Hospital de La Ribera, alertando sobre la escasez de personal y la gestión deficiente del centro, que pasó a depender directamente de la Conselleria de Sanidad hace apenas dos años y medio, y que puede derivar, según aseguran los propios sindicatos “en retrasos diagnósticos con consecuencias” para los pacientes. “Es una temeridad que Sanidad ignore la falta de medios en Urgencias del Hospital de La Ribera”, aseguran desde SSU.
Para la asociación, “esta es otra de las consecuencias de una reversión a la gestión pública que fue puramente ideológica y que solo ha conseguido aumentar las listas de espera y empeorar la atención a los ciudadanos a pesar de haber aumentado la plantilla en más de 500 personas”. Según la denuncia del comité de empresa a la que ha tenido acceso también SSU, los sindicatos ponen en conocimiento de la Conselleria de Sanidad, a petición de los profesionales de Urgencias, que “desde hace tiempo no se cubren ni se sustituyen bajas, incidencias, permisos y jubilaciones”, una situación que esta pandemia no ha hecho sino empeorar porque ha habido personal de baja por el virus “y el resto ha tenido que cubrir esas ausencias”.
Los trabajadores de La Ribera se quejan del desastre en la gestión y organización del centro sanitario tras la reversión de hace dos años y cuatro meses. “Hay un continuo cambio de turnos y planillas que dificultan la planificación de los trabajadores y su conciliación laboral y familiar”, aseguran. A lo que añaden otra preocupación para la plantilla y también para los ciudadanos a los que atienden: “Para este verano se han contratado como adjuntos a recién licenciados en Medicina, que ni siquiera han comenzado su residencia, porque la inician en septiembre, por lo que carecen de la mínima experiencia necesaria para trabajar en Urgencias”. Todo ello, añaden, con contratos precarios y por horas, lo que no dudan en calificar como “temeridad absoluta”. “El riesgo psicosocial del personal es máximo y ustedes no están trabajando para mejorarlo”, critican.
Y no solo eso. También a SanitatSolsUna ha llegado la denuncia de los profesionales de La Ribera alertando de la falta de seguridad para el personal sanitario y los ciudadanos de este Departamento de Salud puesto que el hospital de Alzira “no cumple con las recomendaciones de Sanidad ni de los expertos de contar con circuitos separados en Urgencias para enfermos con síntomas respiratorios y el resto, con el fin de evitar posibles contagios por COVID”. Y todo ello, añaden, a sabiendas de que este departamento triplica su población en verano, por los municipios turísticos de la costa que le corresponden.
Para el presidente de SanitatsolsUna, Carlos Rodrigo, “a los dirigentes políticos se les llena la boca de hablar de Sanidad pública pero lo único que hacen es destrozarla y además, atacar modelos de gestión que se han demostrado que funcionan, no tienen listas de espera, dan buena atención a los ciudadanos y garantías de seguridad y buenas condiciones de trabajo a los profesionales sanitarios”. Por todo ello, concluye Carlos Rodrigo, “es comprensible que la denuncia de trabajadores y sindicatos incluya varios destacados, asegurando que ellos ya lo han avisado en muchas ocasiones y que, por tanto, la Conselleria de Sanidad es la única responsable de cualquier reclamación, queja o denuncia por su gestión deficiente”. “Los profesionales sanitarios no pueden más y han dicho basta”, ha concluido.
Hace unos días, de nuevo la Consellera de Sanidad Universal y Salud Pública de la Comunidad Valenciana, declaró que el Departamento de Salud de Torrevieja volverá a la gestión directa pública al acabar el periodo de concesión, es decir en octubre de 2021, sin atender a la prórroga de la misma que el contrato contempla. Añade para justificar su decisión, que la actual pandemia “ha puesto de manifiesto la importancia de la sanidad pública y universal que nos ha atendido a todos sin diferenciar y nos ha igualado ante la enfermedad”.
Desde SanitatSolSuna, como plataforma que aboga por una sanidad excelente, creemos necesario hacer algunas aclaraciones. El Hospital Universitario de Torrevieja ha sido, es y será siempre Sanidad Pública.Todos los pacientes acuden al hospital y a los centros de salud de este área con su SIP, como ocurre en cualquier otro centro sanitario dependiente de la Conselleria. La única diferencia es que la Sanidad puede ser gestionada con diferentes niveles de eficiencia.
Y si algo ha puesto de manifiesto la actual pandemia es que España probablemente cuenta con los mejores profesionales sanitarios del mundo, pero por contra el sistema sanitario ha mostrado claramente sus deficiencias. De ahí que hayamos sido testigos del colapso de los centros, incapaces de asumir la avalancha de pacientes, del tremendo número de profesionales infectados, que junto al mayor número de fallecidos por millón de habitantes (récord en todo el mundo) nos han situado en un mal lugar en cuanto a la gestión de la mayor crisis sanitaria que hemos vivido.
A pesar de que gran parte de los resultados de esta pandemia se deben a la nefasta gestión de la misma por parte del gobierno español, el impacto de la misma no ha sido igual en todos los departamentos. En los hospitales del grupo Ribera Salud, el porcentaje de profesionales contagiados ha estado por debajo del 4 %, frente al 16 % de los departamentos de gestión directa, y en alguno de sus hospitales por debajo del 2%. La diferencia ha estado en el análisis de necesidades, la previsión y la anticipación, es decir en la gestión.
El sectarismo ideológico del actual gobierno del Botanic lo mantiene ciego y sordo ante lo que debería ser su única guía, el interés de los valencianos.
Al parecer, no han tenido bastante con la experiencia de la reversión del Hospital de Alzira, antes un hospital vanguardista, pionero, excelente en sus resultados tanto clínicos, como de accesibilidad y económicos, y que tras dos años de gestión directa ha empeorado todos sus indicadores asistenciales, aumentando las listas de espera a pesar de contar con 800 profesionales más, desviando pacientes a la privada e incrementando de forma brutal el gasto de las arcas publicas de todos los valencianos.
No en vano, incluso la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat valencia, a petición de un informe por parte de este mismo gobierno, ya dictaminó que el modelo del Hospital de Torrevieja ahorra 45 millones cada año a los valencianos, al tiempo que es uno de los mejor valorados por pacientes y profesionales. ¿Qué más se puede pedir?
Pues a pesar de todos estos datos, este gobierno parece empeñado en destruir lo que funciona. Y ¿saben qué? La ideología no debería imponerse a la calidad de la asistencia sanitaria, que en el caso del departamento de Torrevieja ha quedado acreditada como de las mejores entre el resto de departamentos de salud de la Comunidad Valenciana desde hace años. Y por mucho que repitan su mantra no podrán rebatir la verdad: El hospital de Torrevieja es Sanidad pública. Es una pena, pero parece claro que ni cambian ni aprenden.
Y todo esto lo dicen sin valorar (increíble) lo descabellado que supone intentar cambiar el modelo de gestión de un departamento en el contexto de una pandemia mundial como la actual, que nos va a acompañar durante un tiempo todavía. Porque una reversión además supone un gran inversión de recursos públicos en un escenario de próximos recortes debido a la grave crisis económica que la pandemia está produciendo, como reconocía hace unos días el propio presidente de la Comunidad, Ximo Puig.
Los gobiernos están para resolver problemas atendiendo las necesidades de los ciudadanos, y deberían centrarse en mejorar nuestra vida, no en causarnos nuevos problemas. Atiendan a los expertos, aprendan y dejen de lado ese sectarismo suicida que solo sirve para empeorar la vida de los ciudadanos.
Artículo de opinión de Carlos Rodrigo, presidente de SanitatSolsUna, publicado en Redacción Médica el 4 de julio de 2020
SanitatSolsUna critica que solo después de dos años de la reversión a la gestión pública directa de la Conselleria, la mala gestión del Hospital de Alzira y su departamento convierten a este área en la única con limitaciones para pasar de fase en la desescalada
Alzira, 14 de mayo de 2020.- La pésima gestión del Hospital de La Ribera tras la reversión a la gestión pública de la Conselleria de Sanidad ha provocado más consecuencias asistenciales de las constatadas durante los últimos dos años: las restricciones impuestas a los habitantes de esta comarca para pasar a la siguiente fase del desconfinamiento -salvo los municipios asignados al hospital de Xàtiva- ha demostrado que ni el hospital de Alzira ni la atención primaria del departamento podrían soportar un repunte de casos de COVID19.
Así, a las crecientes listas de espera, la desaparición de especialidades, la fuga de profesionales, el desbordado gasto público, la adjudicación de compras sin contrato y los conflictos con los profesionales que afectan sobre todo al personal laboral se suma ahora el reconocimiento de la incapacidad de asumir la atención sanitaria de la población asignada en esta crisis de Salud Pública ni de garantizar la seguridad de sus profesionales. No en vano, el departamento de La Ribera ha sido uno de los que más profesionales han resultado contagiados por la falta de material de protección. Según los datos aportados por Satse, si la media de contagios entre profesionales en la provincia de Valencia es del 12,08%, en el departamento de La Ribera el porcentaje es del 21,57% (con alrededor de medio centenar de contagiados).
“Las casualidades no existen y el hecho de que solo en este departamento se pongan condiciones más restrictivas al desconfinamiento demuestra que hasta la propia Conselleria de Sanidad es incapaz de negar la evidencia de la falta de capacidad del Hospital de La Ribera para afrontar esta crisis, por culpa de la mala gestión y el destrozo que han hecho los responsables políticos tras la reversión”, ha asegurado el presidente de SanitatSolsUna, Carlos Rodrigo. “Aunque continuamos sin saber exactamente qué criterios objetivos se siguen para autorizar o no el pase de una fase a otra o sin saber quiénes componen el famoso comité de expertos que autorizan el cambio de fase, La Ribera pasará de fase con restricciones por los malos datos del propio departamento de salud, en cuanto a nuevos contagios, procedencia de los mismos, falta de test y alto número de profesionales contagiados, y ni siquiera la Conselleria puede negar esto”, ha añadido.
Para el doctor Carlos Rodrigo, el argumento de limitar la movilidad en La Ribera por “la costumbre de juntarse familiares y amigos no es seria”. “Los ciudadanos necesitamos certidumbre, que se nos diga la verdad, se nos trate como adultos y así tengamos confianza en que las directrices que nos dan son las adecuadas para proteger nuestra salud. No se nos puede pedir que actuemos con responsabilidad individual, cuando vemos que la gestión por parte de los responsables políticos es una mezcla de improvisación, incompetencia e intereses políticos, sin ningún rigor técnico o científico”, ha concluido.
Sin dinero, sin recursos, sin refuerzos, sin gestores, sin ganas… Éste podría ser el resumen de un verano desastroso para profesionales y pacientes de la sanidad valenciana.
Empezamos septiembre, y después de un agosto plagado de problemas en la sanidad valenciana, con denuncias de listas de espera interminables, aires acondicionados que no funcionan, TACs que se estropean y que nadie espera que se arreglen con celeridad, sin refuerzos ni en zonas de playa ni en las ciudades (ahora dicen que llegarán a final de año… increíble) parece necesario un hacer balance un poco más específico de lo que está siendo este verano, que ya toca a su fin.
Todo el que puede se va de vacaciones, pero los medios de comunicación no cierran y este verano, una vez más, se han convertido en el mejor altavoz de profesionales y pacientes afectados por la caída en picado de la calidad y la rapidez en la sanidad valenciana. Si nos atenemos a las noticias publicadas, desde SanitatSolsUna, como asociación que defendemos una asistencia sanitaria excelente, lamentablemente tenemos que calificar la situación actual como un auténtico caos. Una vez más. Ha habido falta de previsión, de actuación, de reacción y de búsqueda de soluciones.
De forma reiterada se han denunciado situaciones de colapso en diferentes servicios hospitalarios de urgencias por falta de recursos. Más de seis horas de esperas, dos semanas o más para conseguir cita con el médico de familia, sin recursos para las Urgencias en el interior o en los centros de la costa…
Durante estos meses ha ido creciendo de forma continua la lista de espera quirúrgica en toda la comunidad, a pesar del autoconcierto y de derivar cada vez más pacientes a la privada -privada, no a las concesiones-, llegando a plantear de forma inusitada el desplazar pacientes de una provincia a otra para ser intervenidos. Hasta el Síndic de Greuges tuvo que llamar la atención a la Consejería de Sanidad tras derivar más de 60 kilómetros a un paciente de su hospital de referencia. 16 meses de espera en Neumología en el Hospital de Vinarós, 14 meses para una colonoscopia, año y medio para conseguir cita con el neurólogo en la sanidad pública; más de 100 días de espera para operarse en Castellón. Y son solo algunos ejemplos.
Pero los problemas no solo se han producido en atención hospitalaria. También ha habido problemas para obtener una cita con el médico de Familia o cualquier otro especialista, otros provocados por la falta de mantenimiento, la ausencia total de previsión en las sustituciones y la nefasta planificación de servicios. Los únicos que se dejan la piel para intentar paliar las consecuencias de tan desastrosa gestión son los profesionales, con un esfuerzo titánico para atender lo mejor y lo antes posible a sus pacientes, a pesar de su precaria situación, de no facilitar sustituciones por vacaciones ni refuerzos. Lo último que hemos sabido es que hay hasta una comunicación oficial de los responsables de los quirófanos advirtiendo que la falta de personal provocará un descenso de las intervenciones entre octubre y diciembre. Consecuencia: más listas de espera.
A los problemas derivados de la falta de recursos, se añaden los ocasionados por el deficiente mantenimiento de equipos e infraestructuras, siendo frecuentes las averías en climatización, en diferentes centros, lo que ha obligado a la suspensión de pruebas en alguna ocasión. En otras, los aparatos, como el TAC de Vinarós, se paran por falta de mantenimiento, sin más. Lo último, un techo del Arnau que se ha desplomado y una fuga de agua que ha obligado a cerrar la UCI del Hospital de Llíria. Desastre tras desastre por no invertir en lo importante.
Estos días hemos leído que incluso el XVI informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) cataloga de “deficientes” los servicios médicos de la Comunidad Valenciana y la opinión ciudadana sobre los servicios que recibe es de las peores del país.
Como colofón tenemos un hospital, que antes de su reversión estaba considerado vanguardista y puntero, que cuando era una concesión no tenía listas de espera y estaba situado entre los mejores, pero que hoy nadie quiere dirigir, que se ve obligado a derivar pacientes a clínicas privadas, con unas listas de espera que crecen si parar a pesar de haber incrementado el gasto por parte de la administración de forma alarmante (se calcula que más de un 70%). Sí, nos referimos al Hospital de La Ribera.
La Sanidad necesita gestores. No se puede improvisar, esperando que los problemas los resuelva el paso del tiempo. Si seguimos, así vendrá otro verano aun peor, así como otro invierno malo con los picos de gripe… y seguiremos improvisando, moviendo profesionales de un lugar a otro sin sentido, con contratos precarios e incluso sin la titulación prevista.
Desde SanitatSolsUna pensamos que sobran políticos y se precisan gestores, que se ocupen en primer lugar mejorar las condiciones de los profesionales, y de evaluar seriamente las necesidades existentes, planificar con antelación suficiente, dotar las plantillas de forma adecuada y poner en el centro de la atención al paciente. Porque el paciente debe ser lo primero siempre.
Pasan las semanas y meses, y según leemos en los medios de comunicación, nos preguntamos: ¿hay alguien ocupándose de la Sanidad valenciana? ¿A alguien le importan los problemas de salud de los ciudadanos y las condiciones de trabajo de los profesionales sanitarios?
Los sindicatos denuncian la situación del Hospital Clínico de Valencia, con Urgencias, hemodiálisis y cocina sin aire acondicionado en plena ola de calor; UGT exige a la Consellería de Sanidad que solucione los problemas de la obsoleta instalación de aire acondicionado en el centro de salud pública de Torrent, que está ocasionando desde hace años quejas, notas de prensa e incluso desvanecimientos; Médicos por el suelo, pacientes con abanicos y a 33 grados en el centro de salud de Burjasot; El centro de salud de Palleter en Castellón alcanzaba los 30,7 grados en las consultas de Atención Primaria, por el deficiente funcionamiento de los equipos de climatización; y un largo etcétera.
Mientras los despachos de la propia Conselleria de Sanidad gozan de una nueva climatización instalada durante la etapa de la consellera Montón, no se pone solución a los problemas de refrigeración en multitud de centros como Padre Jofre, San Marcelino, Torrente, Catarroja, y en servicios del hospital clínico como los anteriormente citados y en el de Maternidad.
Pero es que además, como reflejan diversos medios, se avecina un verano desastroso, debido a la falta de previsión de la Conselleria, que con el retraso en abrir las bolsas de empleo, tras casi 10 meses de bloqueo, está provocando la falta de profesionales para cubrir las vacaciones de verano. Como es habitual, la Conselleria intenta paliar esta falta de personal cerrando una de cada 10 camas hospitalarias y adelantando el cierre de gran parte de los centros de Atención Primaria a las 15 h. Medidas que lo único que van a suponer es un incremento brutal de las ya escandalosas listas de espera y de las demoras en atención primaria y especializada, listas de espera que con una total falta de transparencia el actual gobierno del Botanic esconde y no hace públicas como es su obligación.
Llegará un momento en que ni el maquillaje ni la falta de transparencia les valdrá y las listas “estallarán”. Porque mientras públicamente nuestros políticos presumen de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, hay esperas inasumibles que por desgracia hoy solo conocen aquellos que están en esas famosas listas.
Pero no solo en Sanidad hay problemas. Hace unos días nos enteramos de un nuevo derrumbe de parte del techo la sala del Maestro Rodrigo del Palau de la Música, el segundo en unos meses, y todo después de haber recortado el presupuesto de mantenimiento en un 62% en la pasada legislatura. Los recortes pasan factura en las instalaciones y en el personal.
Lo vemos también en la ciudad de Valencia, que ha alcanzado unos niveles de suciedad y abandono que hace muchas décadas que no veíamos, con jardines abandonados, arbolado lamentable y asfalto pésimo. Todo, menos el carril bici, está abandonado.
Los problemas se evitan, anticipándose a ellos, y eso exige analizar, estudiar necesidades, planificar con antelación y poner en marcha planes. En definitiva, trabajar. Y eso es lo que no parece haber entendido el Gobierno de Ximo Puig. No ejecutan el presupuesto, y cuando lo hacen, lo (mal) gastan.
Todos los años hay verano y el personal sanitario se reparte las merecidas vacaciones. Por tanto, no parece muy difícil saber que hay que prever las necesidades para cubrir la marcha de este personal en periodo estival, 4-5 meses antes y contratar los recursos extras necesarios, no reducir las camas o los horarios. Y menos, en una región como la nuestra, donde muchos municipios duplican o casi triplican la población con la llegada de turistas.
Y es necesario invertir en el mantenimiento de las instalaciones, porque además de evitarnos problemas, a la larga es más barato. Pero, claro. Para eso hay que trabajar. Y entre la legislatura de prioridades equivocadas, y desde enero que no se hace nada por la convocatoria de elecciones y el reparto de sillones, ha llegado el verano y ni van los aires acondicionados, ni la bolsa para cubrir las vacaciones está funcionando bien, ni nadie hace nada para arreglar el caos en la gestión de nuestra Sanidad. Bueno, nada no. Han ocultado la lista de espera a ver qué se les ocurre para que cuando salga no se monte el lío.
La política se ha convertido en un espectáculo bochornoso y llevamos dos meses y medio viendo y oyendo cómo se reparten un pastel que los gobernantes creen que es suyo pero que nos pertenece a los ciudadanos.Ellos sólo deberían cortarlo. No los elegimos para esto.
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