OPINIÓN Carlos Rodrigo: ¿Y ahora qué?
Desastre en el mantenimiento del Hospital de La Ribera un año después de la reversión
El Hospital de La Ribera está “que se cae”. Tal ha sido la dejadez de los actuales gestores respecto al mantenimiento de las instalaciones durante este último año que en solo 12 meses tras la reversión, el centro hospitalaria de Alzira “ha envejecido el equivalente a 10 años”.
Así de contundentes se pronuncian desde la asociación SanitatSolsUna, que acompaña sus críticas de numerosas fotografías adjuntas, que les remiten continuamente usuarios del centro, donde pueden apreciarse muebles amontonados en los pasillos, camas y barandillas de aseos completamente oxidadas, paredes y techos desconchados o con trozos de la piedra rotos y hasta enchufes con cables al aire, lo que puede suponer un peligro grave para pacientes y familiares que acompañan a los enfermos al hospital.
Desde SanitatSolsUna se recuerda que “los problemas de mantenimiento se veían venir, porque es algo recurrente en muchos de los centros públicos sanitarios que adolecen de la flexibilidad y agilidad en la resolución de incidencias que permite la gestión privada. Sin ir más lejos, el diario Levante publicaba ayer que “peligran las operaciones en el Clínico de Valencia por los desperfectos en las mesas de operaciones”. Desde la asociación aseguran que “los usuarios y profesionales nos envían fotografías para denunciar el estado de abandono en el que se encuentra el hospital “y que no ocurría antes de la reversión porque ahora todo tiene que pasar por un complicado proceso burocrático y como no es algo prioritario para los actuales gestores, la consecuencia es que los problemas se acumulan y el Hospital de La Ribera empieza a parecer un hospital viejo, sucio y desordenado”. La asociación reclama a la Conselleria de Sanidad “que mantenga el hospital de La Ribera en buenas condiciones” porque “es lo que merecen profesionales y pacientes”.
Carta abierta a los trabajadores del Hospital de Denia (y de Torrevieja, Vinalopó y Manises)
(A continuación reproducimos una carta que llegó a SanitatSolsUna la semana pasada, pidiéndonos su difusión)
Queridos compañeros y compañeras:
Ningún trabajo es perfecto, como ninguna familia es perfecta. Pero hay entornos laborales que por una mágica combinación de factores, se convierten en un hogar. Hace mucho tener buenos compañeros, jefes firmes pero humanos y una misión gratificante. Pero cuando a eso le sumas unos valores compartidos, una filosofía de trabajo riguroso, una voluntad firme de ayudar a los demás, de poner al paciente y a su familia en el centro de todo lo que hacemos, pensamos y programamos para el futuro, el resultado es un trabajo casi perfecto.
Esta filosofía es lo primero que perdimos en el Departamento de salud de La Ribera tras la reversión. Fueron pocos los que se posicionaron claramente desde el principio en contra de la reversión. A la mayoría nos daba un poco igual. Entendíamos los argumentos de la ex concesionaria, pero realmente pensábamos que con los mismos mimbres, el armazón del hospital y su corazón, todos nosotros como trabajadores, conseguiríamos mantener e incluso mejorar las cosas, si nos dejaban. Nada más lejos de la realidad. No se ha cumplido un año de la reversión y el Hospital de La Ribera se desmorona… porque la organización es desastrosa, sí, pero sobre todo, porque su esencia, que somos todos los trabajadores, nos hemos quedado sin sangre ni oxígeno; sin filosofía ni apoyos.
Primero sufrimos la incertidumbre de nuestro futuro más inmediato. Que si indefinido no fijo, que si personal a extinguir, que si vale el convenio colectivo pero luego cambiarán las condiciones, que si seguimos o nos vamos al paro. Y aún vivimos con muchas de esas incógnitas.
El mismo 1 de abril nos despertamos con el despido de toda la dirección del Hospital y de varios mandos intermedios, algunos de ellos, médicos con una reputación intachable, muy queridos por los pacientes y pioneros en tratamientos y colectivos muy sensibles. Otros, piezas clave para el funcionamiento del hospital. Muchos, personal temporal que sin embargo conocían a pies juntitas el hospital y su funcionamiento y cuyo despido nos causó un grave problema. No sé a qué genio se le ocurrió prescindir de estas personas el primer día, pero metió la pata hasta el fondo. Pero es que casi a continuación comenzaron el resto de cambios, que no hicieron sino debilitar aún más la estructura que tantos años de trabajo y esfuerzo nos había costado mantener.
Compañeros y compañeras:
Muy pronto comenzamos a sentir en nuestras carteras la consecuencia de la reversión. Empezamos a no cobrar los incentivos… un mes, dos, tres, cuatro… hasta que pasados nueve meses por fin nos los abonaron. Muchos amigos sufrieron presiones para cambiar su jornada laboral, sus condiciones de trabajo, su puesto en un centro… presiones de las de verdad, de las que se consideran acoso laboral (y por eso en varios casos se han puesto en manos de abogados). Otros tuvieron que recibir ayuda psicológica y pasar meses en sus casas intentando superar esos ataques. No entendía que intentando hacer su trabajo igual, su entorno y sus superiores les ignorasen, les quitasen trabajo o mandaran a compañeros a presionarles.
Se empezó a contratar más plantilla… pero enseguida nos dimos cuenta de que esto no solucionaba nada. Somos 500 o 600 trabajadores más pero hacemos menos que antes. Las planillas se organizan de otra forma, los turnos no son lo que eran y no hay la flexibilidad que había para contratar refuerzos y jornadas adaptadas a las necesidades del momento. En verano, vacaciones en general y estos días, con la gripe, no damos a basto. Los especialistas cada vez tiene más lista de espera y los pacientes lo pagan con quienes estamos más cerca de ellos. La tensión se palpa en el ambiente… y eso nunca es bueno en un entorno donde la sensibilidad está a flor de piel.
Denia, Torrevieja, Vinalopó, Manises:
Seguro que hay cosas que mejorar en vuestros hospitales. Seguro que en algún momento se han tomado decisiones que no compartís. Pero os garantizo que la reversión no es la solución. Pasaréis de formar parte de una gran familia a ser un número, bastante incómodo y prescinbile, para el mamotreto de la administración. Dejaréis de ser tenidos en cuenta para las decisiones, porque detrás de cada asamblea se esconde la burocracia enrevesada de la Administración, que bloquea cualquier iniciativa, sobre todo si es para cambiar a mejor. Y olvidáos de innovar, sorprender y prosperar. Estáis marcados. Hablad en privado con vuestros compañeros de La Ribera y os lo dirán. Puede que no con un altavoz, ni firmando con su nombre completo… entended que tenemos miedo a quedarnos sin lo poco que nos queda, que para la mayoría es mucho (un trabajo).
Este sistema sanitario, que nunca pone al paciente en el centro de sus decisiones ni al trabajador de la Sanidad en el eje de la solución a los problemas, intentará acabar con quienes pensamos de otra manera, con quienes queremos dejar la política fuera de la Sanidad. Porque los enfermos y sus familias quieren la mejor atención, y los profesionales queremos hacer nuestro trabajo lo mejor posible, independientemente de qué partido gobierne. Pero a nadie le importa.
No os equivoquéis, compañeros. El Hospital de La Ribera siempre ha sido Sanidad pública. Siempre. Eso es lo único que no ha cambiado tras la reversión.
A. M. Una trabajadora del Hospital de la Ribera
OPINIÓN: Carlos Rodrigo, médico y presidente de SanitatSolsUna ¿QUE MÁS NECESITAN?
Una nueva auditoria operativa de la Sindicatura de Cuentas de la Comunidad Valenciana, esta vez sobre el departamento de Salud de Torrevieja, gestionado por el modelo de colaboración público-privado desde hace 11 años, asegura, por destacar algunas de sus conclusiones, que ahorra 45 millones al año y tiene 38 días de espera media frente a los 115 días de la Comunidad valenciana.